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Aunque ya llevamos años utilizando la inteligencia artificial en nuestro día a día: Google Maps, Google Translate, asistentes por voz… la irrupción de nuevos modelos como Chat GPT ha puesto el foco en la tecnología con una creciente preocupación sobre hacia dónde se dirige y cuáles podrían ser sus aplicaciones futuras.
Más allá de las reflexiones sobre el alcance y los interrogantes sobre las posibles implicaciones del avance de esta tecnología, es importante también resaltar los beneficios que aprovechamos cada día y todo lo que puede aportar, especialmente en relación con la sostenibilidad y el cuidado de nuestro planeta.
Cada día se registran y se procesan una gran cantidad de datos, pero ¿qué hacemos con ellos? Gracias a diferentes modelos de Inteligencia Artificial podemos cruzar esos datos a tiempo real con más facilidad y, lo que es más importante, utilizar diferentes sistemas de predicción que, aplicados a la sostenibilidad, abren un gran abanico de posibilidades.
Un ejemplo claro de los beneficios de lo que ya se ha bautizado como “inteligencia artificial verde” es la posibilidad de proyectar qué materiales son más duraderos o reciclables, o cuándo se acaba la vida útil de un producto para facilitar su reciclaje.
En ese sentido, desde Henkel trabajamos cada día por hacer que nuestros envases sean más reciclables y tengan más materiales reciclados, o para hacer nuestros procesos lo más eficientes posibles, o para mejorar las baterías de los coches y que esta movilidad ecológica sea una posibilidad cada día más real.
Pero existen muchas más aplicaciones que demuestran cómo la inteligencia artificial puede servir para cuidar de nuestro planeta. Detallamos a continuación 5 de los ejemplos más importantes:
Reutilizar y dar una segunda vida a los materiales es uno de los básicos para reducir residuos apostando por una economía circular. Al identificar patrones de consumo, los algoritmos pueden simplificar los esfuerzos de reciclaje. ¿Cómo? Pues evaluando el impacto ambiental de diferentes materiales y diseños, previendo averías o daños irreparables, o informando en tiempo real a los productores de la disponibilidad de materiales reciclados para que así los incorporen a nuevas producciones, entre muchos otros.
Los sensores inteligentes y el análisis de esos datos recogidos gracias a herramientas de inteligencia artificial permiten tomar decisiones mucho más acertadas en el manejo de cultivos: cuándo hay que regar o abonar, qué plantaciones hacer, qué plagas pueden llegar, etc. Y así, no solo se maximiza el rendimiento agrícola, sino que también se minimizan el uso de recursos necesarios de pesticidas y agua.
Las redes impulsadas por algoritmos de IA mejoran la eficiencia de la distribución de energía, reduciendo el desperdicio y permitiendo una mejor planificación para la integración de energías renovables en la red.
Las ciudades son lugares en los que vive mucha gente que consume y se desplaza de forma continua, y la inteligencia artificial puede optimizar todas esas actividades. Mejorando como hemos dicho la gestión de energía, pero también del tráfico, de la eliminación de residuos, etc.
A través del reconocimiento de imágenes y el análisis de datos, la inteligencia artificial ayuda en la vigilancia y la identificación de especies en peligro de extinción, contribuyendo así a la preservación de la biodiversidad.
Desde Henkel creemos que, para proteger nuestro planeta para las generaciones futuras, todos debemos desempeñar un papel en la creación de un mañana más sostenible. Aquí puedes algunas de las acciones que individualmente podemos empezar a hacer desde hoy. ¡Empieza por nosotros!